Trastornos de la Conducta Alimentaria: Bulimia

11 julio 2019

Volvemos a la carga con los trastornos de la conducta alimentaria. Hoy nos vamos a centrar en otro de los más conocidos dentro de este tipo de trastornos: la bulimia nerviosa. Más frecuente, tarda más tiempo en ser diagnosticada por la dificultad de identificar sus síntomas, de los cuales os hablaremos más adelante.

La bulimia nerviosa se caracteriza por la presencia de atracones (ingesta de gran cantidad de alimentos en un corto espacio de tiempo), y por la realización de algún método para compensarlos (vómitos, laxantes, diuréticos, ejercicio excesivo y/o la ayuna). Se establece además una obsesión desmedida por el peso y el aspecto físico propio. En muchas ocasiones está acompañada también de una distorsión de la imagen corporal, y por lo tanto, la persona que la padece suele presentar una mayor resistencia al tratamiento, puesto que concibe su cuerpo con mayores proporciones a las que realmente presenta.

CLASES DE BULIMIA NERVIOSA
Al igual que sucede con la anorexia nerviosa, podemos encontrarnos con dos tipos:
Tipo purgativo: la persona se provoca regularmente el vómito o usa laxantes, diuréticos o enemas en exceso.
Tipo no purgativo: la persona emplea otras conductas compensatorias inapropiadas, como el ayuno o el ejercicio intenso, pero no recurre regularmente a provocarse el vómito, ni usa laxantes, diuréticos o enemas en exceso.

CÓMO DETECTAR UN PROBLEMA DE BULIMIA NERVIOSA
Como hemos mencionado anteriormente, la bulimia nerviosa suele ser más difícil de detectar por el entorno de la persona enferma, ya que en muchos casos el peso corporal es normal o incluso el que la padece presenta sobrepeso. Aún así, existen algunos signos que nos pueden hacer sospechar que una persona sufre esta enfermedad. Son los siguientes:

  • Miedo al aumento de peso.
  • Sentirse insatisfecha/o con el tamaño, la forma y el peso corporal.
  • Inventar excusas para ir al baño inmediatamente después de haber comido.
  • Comer solo alimentos dietéticos o bajos en contenido graso (excepto en los atracones).
  • Adquirir laxantes, diuréticos o enemas regularmente.
  • Pasar la mayor parte del tiempo realizando ejercicio o intentando quemar calorías.
  • Aislarse socialmente, especialmente para evitar comidas o festejos donde se sirven comida.
  • Comprar gran cantidad de alimentos para ser consumidos inmediatamente después.
  • Guardar alimentos.
  • Comer a escondidas.

Es muy importante mencionar que el hecho de que una persona presente estos síntomas no tiene por qué significar que sufra bulimia nerviosa. Los signos mencionados no son determinantes pero se acercan a los que una persona pueda padecer.

EVOLUCIÓN DE LA ENFERMEDAD
La enfermedad puede llegar a ser crónica si no se lleva a cabo tratamiento con la suficiente premura. Debido al padecimiento de este trastorno, y dependiendo de la duración del mismo, la persona puede sufrir secuelas a nivel digestivo o padecer otras consecuencias como las que citamos a continuación:

– Cambios frecuentes de humor.
– Períodos depresivos.
– Alteraciones digestivas (úlceras en el esófago, aumento del tamaño de las glándulas salivales, dilatación del estómago o rotura, pérdida del esmalte dental, caries dentales, callosidades en las manos llamado también signo de Russell).
– Alteraciones hormonales (Irregularidades menstruales).
– Alteraciones neurológicas (Se produce una atrofia del cerebro y pueden tener crisis convulsivas).
– Alteraciones renales (a consecuencia de los vómitos y las diarreas se producen deshidratación y alteraciones en los niveles de potasio, sodio y cloro).
– Alteraciones psíquicas (consumo de drogas o alcohol, trastornos de pánico, ansiedad, fobia social, irritabilidad, alteraciones del sueño, alteraciones de la personalidad, cleptomanía).
– Alteraciones respiratorias. Puede aparecer ronquera crónica e infecciones pulmonares por la aspiración hacia el pulmón de alimentos al vomitar

CAUSAS
Cabe destacar que para que el trastorno aparezca no existe un solo factor determinante, sino que son múltiples las causas que pueden predisponer a la persona para que sufra bulimia nerviosa. Entre otras muchas, podemos destacar la realización de dietas, la influencia social, el cambio de hábitos alimenticios, los problemas emocionales, la obesidad en familiares cercanos, o el haber sufrido alguna experiencia negativa con respecto al aspecto físico.

Si sospecha que alguna persona de su entorno o usted mismo puede padecer bulimia, es recomendable que contacte con un profesional que le pueda ayudar. El Centro Médico Dra. Hallin cuenta con un equipo médico compuesto por especialistas dispuestos a atenderle o a resolverle cuantas dudas tenga con respecto a esta enfermedad, o sobre cualquier otro tipo de trastorno de la alimentación.